En una noche cargada de reflexión pedagógica, Inés Elisa Torres presentó en Villa Carlos Paz su obra sobre el desafío docente frente al tsunami tecnológico, mientras su ingreso a la Biblioteca del Autor Local sellaba el valor de su aporte local.
VILLA CARLOS PAZ. El Salón Rizzuto, con butacas rebosantes, fue testigo de un diálogo urgente sobre educación, humanidad y algoritmos. Bajo la atenta mirada de docentes, escritores y vecinos, la psicopedagoga Inés Elisa Torres presentó «Robotita, ¿podrá ser maestra?» (Corprens Editora), un texto que interpela a la escuela frente al avance imparable de la inteligencia artificial.
La velada, presentada por Ariel de Nicola, trascendió el mero lanzamiento literario. Torres, voz autorizada en pedagogía y autora carlospacense, dibujó con palabras un escenario educativo donde la información ya no es monopolio del aula. «El mar de la inteligencia artificial nos inunda», admitió, pero trazó un camino claro: «Los docentes no deben temer su obsolescencia, sino redefinir su esencia».
Con tono sereno pero firme, la escritora argumentó que el verdadero rol docente hoy no es transmitir datos —«los chicos los tienen hasta en sus teléfonos»—, sino guiar búsquedas críticas, encarnar valores irremplazables y personalizar la enseñanza mirando a los ojos. «La herramienta tecnológica es poderosa, sí, pero jamás suplirá el vínculo humano que detecta la duda en un gesto o celebra el ‘¡ajá!’ de un estudiante», sostuvo entre aplausos.
El acto culminó con un gesto simbólico: Carlos Viotti, director de Educación, entregó a Torres el certificado de ingreso a la Biblioteca del Autor Local de la ciudad. Allí, entre obras de creadores regionales, ya descansa un ejemplar de «Robotita…». Un guiño poético: mientras el libro cuestiona si las máquinas pueden educar, su presencia física en ese archivo comunitario afirma lo que la tecnología no puede replicar: la huella única de una autora que piensa su tiempo desde el terruño.
Al cerrar la velada, una pregunta flotaba entre el público: ¿Será «Robotita» una metáfora de nuestros miedos o una compañera para navegar el futuro? Torres, al firmar ejemplares, insistía en la tesis central de su obra: «El desafío no es competir con las máquinas, sino recordarles —y recordarnos— qué nos hace insustituiblemente humanos».